domingo, 17 de agosto de 2008

El edificio donde todo es posible

Cuando ingresó al edificio los relojes de la ciudad marcaban las 20.47 hs del día viernes 27 de Junio del 2008. El lugar estaba tranquilo, a cada paso que daba los ruidos y voces céntricas se iban alejando.

Subió el primer piso en penumbra, así se encontraba toda la edificación. Avanzaba lentamente y miraba cada escalón con atención, de vez en cuando desviaba la vista hacia la ventana: Oscuridad total. Ascendió de esa manera 12 pisos mas y a cada cm. que dejaba atrás también dejaba un poco de humanidad, un poco de felicidad e incluso la ciudad.

Cada planta fue minuciosamente estudiada. Ella paseo por el lugar, jugo con sus ojos, los deslizo lado a lado, arriba, abajo, derecha e izquierda y segundos después los depositó en el suelo, los clavo, los atornillo, los pego. Se hallo inmóvil, fija, paralizada. En cierto momento su mirada rompió la inercia, la quietud y comenzó a hundirse en el piso de viejas baldosas, atravesando cada milímetro de su material. Llego hasta el fin de aquella placa delgada de cerámica utilizada para solar, y cayo a la planta anterior lentamente, luego atravesó mas baldosas y cayó de nuevo y así sucesivamente una y otra vez. Llegar de este modo a la planta baja no le supuso ninguna traba y lo logro bastante rápido, pero las cosas no terminaban ahí. Comenzó a escarbar la tierra, cada parpadeo significaba un tramo mas de recorrido y llego al núcleo del planeta, le dio la vuelta entera, se movía como una lombriz, trazando surcos subterráneos, y cuando se aburría de todo eso se dedicaba a ver las maravillas cósmicas, así conoció los planetas del sistema solar. Por curiosidad se poso sobre la luna y vio a aquel planeta jefe sobre el cual aquella esclava giraba y giraba solo por que no podía resistir su fuerza gravitacional. Se puso a pensar el hecho de que allá, en la superficie de la Tierra, es decir, del amo y señor de la Luna se libraba una batalla entre sedientos de poder y amantes fervorosos de la servidumbre.

Luego de ir y venir en el espacio, de perder la noción del tiempo, de abrumarse completamente volvió al edificio del cual jamás se había movido. Descubrió que estaba 1 0 2 pisos mas arriba, se encontraba en un estado tan extraño que no podía determinar aquello con precisión. Se vio cara a cara con la verdad: No había jugado como un topo, ni viajado como un astronauta, ni observado como un dios omnipotente; solo era una sencilla humana que escalaba plantas de un edificio perdido en una ciudad de personas que iban y venían sin saber siquiera por que lo hacían. Simplemente deseaba llegar a la azotea.

Para el octavo piso ya había hecho dos viajes espaciales, y en ese tiempo había notado que su cuerpo comenzaba a transformarse. Tanto ir y venir por el mundo y el universo la había hecho mutar: ahora era un ser galáctico o para decirlo mas fácil un extraterrestre. No podía determinar si ella había sido humana y por obra de la evolución, la magia o algún misterio paranormal se había desfigurado hasta no ser mas un ser terrestre, o si siempre había sido de otro planeta, o bien si no era solo el deseo de ser algo mas que un sencilla ser humana el que la había convertido en esta extraña forma de vida. Sea como sea, se notaba distinta, de pronto sus zapatillas sintieron el frío y la textura de las baldosas como si de sus pies se tratara, pero aun así si estuviese descalza jamás habría podido llegar a sentir tan vivamente aquellas sensaciones. Además por momentos se notaba alta y todo a su alrededor minúsculo y segundos después ella era microscópica y su entorno era tan vasto como el universo.

21.24 hs del mismo día ahora marcaban los relojes de la ciudad. Acababa de llegar a la azotea. Esa burbuja de vacío que significaba el edificio estallo y de nuevo pudo volver a oír ese agrupamiento de sonidos, desde donde intervenía un susurro hasta el choque de dos colectivos. Podía optar por ser humana y escuchar aquel monocorde ruido o por ser extraterrestre y escuchar un secreto, una traición, el choque de vehículos, de humanos, de un puño sobre un desafortunado ojo. Oír los diagnósticos en los hospitales, las mentiras dichas en cada esquina y cada hecho e interpretación diluyéndose en una nube de humo de cigarrillo.

21.39 hs: Reía, lloraba, a veces una, a veces otra, o ambas a la vez, por que todo es posible ¿Todo es posible?