viernes, 29 de julio de 2011

Tus múltiples muertes.

  
A la persona que me hizo pensar esta historia.

Pasó un mes de tu entierro. Si deje pasar tanto tiempo para ir a visitarte es porque aún me cuesta creerlo. Solíamos bromear en que yo moriría primero, pero el destino no se cumplió, y ahora yo presencio tu muerte. Quizás me preguntaras porque te visito, bah, en realidad no me lo preguntarías, además de porque estas muerto jamas me preguntaste nada en vida. Y a eso quería llegar, para mi hace rato estas muerto, esta sería tu segunda muerte. Desde el día en que decidiste no hablarme más, no escucharme, moriste. Y no moriste porque sencillamente te prefería muerto, sino ¿Por qué que más eras para mi que un cadáver? Un desconocido no podías ser, a los desconocidos uno eventualmente puede conocerlos, hablarles y trabar amistad con ellos. No teníamos esa posibilidad, vos así lo habías determinado. Hablarte era como hablarle a un muerto, y yo no creo en fantasmas. Solo recibía tu silencio y tu ignorancia, no podía seguir soportándolo.

Pero creo que aún no me he explicado, te digo estas pocas palabras, mas bien las escribo, sabiendo que desde el mas allá no las vas a leer. Igualmente lo escribo: Vine aquí (si, finalmente te lo digo), para decirte todo lo que no me permitiste decirte en vida. Pero ¿Sabes qué? No puedo, tantos años me lo prohibiste, tanto tiempo me impusiste el silencio que ahora solo puedo expresarme por medio de lágrimas, millones de lágrimas derrochadas en vos. No puedo decirte todo lo que sentí mientras estabas vivo (pero para mi irremediablemente muerto), pero puedo intentar dejar escritas algunas escasas palabras. Si, lo voy a intentar.

Me heriste, mortalmente. Jamas fui la misma. Comprendí algo importante, ya lo esboce antes: Las personas pueden morir para uno aún estando vivas. Llore por mucho tiempo tu muerte en vida... meses, años. Yo se que pensabas que no era tan importante, que era la vida nomas, dando sus brincos de aquí para allá. Pero yo creí cada una de tus palabras, y no solo las creí, las sentí, como si fueran el porvenir. No dudaba de ellas, quería porque temía, pero no podía. Me permití amar, en realidad ni siquiera me lo permití, jamas lo hubiese hecho, pero sencillamente sucedió; un día descubrí que estaba dejando mi coraza. Ese día supe que eso me debilitaría, pero confié en que no me harías daño. Me equivoque, pero no me arrepiento de haber amado.

Luego de que ocurrió el suceso, además de derrochar millones de lágrimas por vos, pensé mucho. En aquellos días fácilmente podía exteriorizar todo, luego las cosas se harían mas difusas, la mente desfiguraría cada momento y no recordaría con exactitud lo que vivimos. Ahora me pregunto eso mismo ¿Qué habremos vivido? Quizás nada, todo parte de la individualidad: lo que viviste vos, lo que viví yo, tal vez jamas existió un "nosotros". Quisiera haberlo descubierto antes de que partieras, antes de tu segunda muerte. Pero tu primera muerte ya fue fatal, si existió un nosotros en ese preciso momento también murió, junto con vos, junto con tu resistencia a escucharme. Porque ¿Nunca me escuchaste, verdad? En ese periodo en que no aceptaba tu primera muerte te catalogue de desconocido que podía conocer, pero no, mis palabras no tenían eco en vos ¿No es así? Te lo planteo como una duda, pero probablemente no sea mas que un deje de esperanza.

Creo que las palabras se me están acabando, a duras penas pude escribir estos párrafos con los ojos empañados, porque como te dije antes, me es mas fácil llorar que decirte algunas pocas cosas que sé que jamas escucharas. Quisiera decirte algo más, pero creo que podes intuir que es, y no quiero revelarlo en este papel. En vida creo que lo sabías. Sera un secreto entre nosotros dos.